Siameses son aquellos gemelos cuyos cuerpos siguen unidos después del nacimiento. Generalmente, los embarazos llevan a la formación de un solo bebé, sin embargo, hay ocasiones en que puede nacer más de un hijo, proceso que llega a presentarse de las siguientes maneras:
- Gemelos biovulares o mellizos (dicigóticos, bivitelinos): Se constituyen cuando dos óvulos son fecundados por dos espermatozoides en forma independiente, lo que permite que cada feto tenga en forma separada saco gestacional, cordón umbilical y placenta; da lugar al nacimiento de bebés con distintas características genéticas.
- Gemelos monovulares (monocigóticos, univitelinos): En estos casos sólo un óvulo es fertilizado por un espermatozoide, lo que genera un cigoto que, por razones desconocidas, se divide en dos porciones, cada una de las cuales desarrolla un feto. Los productos formados comparten la misma placenta y saco gestacional, pero cada uno tiene su propio cordón umbilical.
- Gemelos Siameses: Se originan igual que los gemelos monovulares, pero durante el proceso de separación de las células se presenta un error, pues de manera normal la división de embriones ocurre en los primeros 10 días después de la fecundación, pero con los siameses tiene lugar aproximadamente en el día 13. Este retraso ocasiona que no se dividan bien las estructuras celulares y, por ende, los bebés compartan órganos.
Éste no es un defecto genético sino congénito durante la gametogénesis o el desarrollo poscigótico, lo cual quiere decir que el nacimiento de siameses no viene implícito en los genes de los padres (ni de generaciones anteriores), ni va a ser transmitido a la descendencia con una habitualidad mayor a la normal. Por lo tanto, los padres y generaciones previas no presentan dicho carácter. Por otra parte, hay ocasiones en que los gemelos siameses pueden ser separados por medio de intervenciones quirúrgicas, dependiendo de la índole de la unión entre los individuos.
El embarazo de siameses tiende a ocurrir en uno de cada 200.000 nacimientos, naciendo el 50% de los casos muertos y perteneciendo el 75% de los siameses al género femenino. El porcentaje de supervivencia de los gemelos siameses oscila entre el 5% y el 25%.
Clasificación de los Siameses:
Los gemelos unidos se catalogan de acuerdo con las partes del cuerpo unidas o compartidas.
- Simétricos: Son del mismo tamaño y su proporción corporal es prácticamente igual sin importar en dónde estén unidos, característica que brinda la posibilidad de que sean separados mediante intervención quirúrgica, siempre y cuando no se compartan órganos vitales indivisibles, como cerebro, hígado o corazón. La variedad más frecuente son los llamados onfalópagos (unidos en la región umbilical), toracópagos (fusionados en la cara anterior del tórax) e isquiópagos (unidos en la pelvis).
- Asimétricos: Se denominan así cuando uno de los bebés está casi completo y normal (gemelo autósito), y el otro es incompleto (gemelo parásito) y dependiente del primero para poder crecer. Casos extremos de mellizos unidos son aquellos en los que un gemelo está dentro del otro, generalmente en forma de tumores del tamaño de una pelota de tenis, con dientes y cabello.
Para diagnosticar un embarazo de siameses es necesario realizar un ultrasonido de alta resolución, método que consiste en hacer especie de barrido con un aparato que emite ondas de sonido que traspasan los tejidos del vientre materno para llegar a donde están los bebés y reflejar sus estructuras, las cuales son capturadas y trasladadas a un equipo de cómputo que las procesa y muestra imagen clara y exacta de las zonas unidas.
Desde el primer trimestre de gestación los progenitores pueden saber si sus gemelos son siameses, lo que les permite decidir si continúan o no con el embarazo. Lo anterior no es una decisión fácil, y para tomarla se necesita la ayuda de un grupo de profesionales de la salud que estén trabajando en el caso, como ginecólogos, ginecobstetras, genetistas y psicólogos.
Pero lo difícil no termina aquí, porque aun cuando continúen con el embarazo y nazcan los niños, tendrán que decidir si los separan o no, aunque esto pueda significar la muerte de uno de ellos o ambos; ante esta situación, el papel de los médicos es presentar a los padres los pros y contras de las alternativas de tratamiento, pues finalmente son los progenitores quienes tomarán la última decisión.